9/22/2006

Vida que se nos regala como don


En estos días en que nuestra sociedad debate sobre la "píldora del día despúes", traigo a mi memoria las palabras de S.S Juan Pablo Segundo. Él muchas veces nos recordó el valor de la vida ante todo como don de Dios, vida en plenitud que debe ser defendida en todos los aspectos: en su concepción desde el momento de la fecundación, en su desarrollo, en la familia, en los derechos humanos, en el trabajo digno, justicia social, inclusión social, en la sociedad. Porque hablar de la vida es hablar de Dios, somos su proyecto de amor y él espera mucho de nosotros.
Quien cree en Dios no puede renunciar a estos principios, que se viven desde lo cotidiano. Porque defender la vida es hacernos responsables de nuestra vida, amándola y respetándola, de nuestras acciones y consecuencias, de nuestra libertad.
Defender la vida pasa por amar a nuestros hijos(as), esposa(o), amar a nuestros hermanos y preocuparnos por ellos, luchar por construir un país más justos donde todos tengan techo y pan. "Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres. Quisiéramos decir como San Pablo: «Mi vida es Cristo» (Flp. 1,21). Porque nuestra vida no tiene sentido sin ti Señor, permítenos descubrirte cada día como vida nueva en nuestros hermanos que sufren, que están con depresión, que están solos, que viven con lo mínimo.
Señor haznos coherentes y valientes para vivir en la luz de la vida nueva.
Sólo cuando valoremos nuestra vida como don de Dios podremos valorar la vida de otros y lo que viene en camino.

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